oración vocacional

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LLAMADA P-A


AUTOR




La primera noticia que existe de DUCCIO DI BUONINSEGNA como pintor, es de 1278. Es una nota del pago por la ilustración de varias tapas de cajas. Eso significa que Duccio era sobradamente conocido y se le pedía el trabajo propio de los pintores de aquel tiempo.

 

Con todo, Duccio tiene tantos apuntes biográficos escritos en multas que si no fuera por los datos que conocemos de su pintura podría pensarse que era un delincuente más de la ciudad de Siena.

 

Nació en Camporeggio (c. 1255) cerca de Siena aunque siendo pequeño sus padres se trasladaron a la ciudad, donde murió c. 1319. Su familia era conocida. Se conoce a su padre, Buoninsegna y a un tío suyo pintor, también. Se casó con Taviani y tuvo siete hijos.

 

Le llovían las multas, sobre todo, por deudas. Pero hay algunas que nos hablan de su posición social rebelde. Se negó a prestar juramento al capitán del ejército de la ciudad. No quiso alistarse en tal ejército y además desertó de una de aquellas batallas entre ciudades. A pesar de todo, la ciudad lo tenía por gran artista, porque le encargaron las vidrieras de la catedral (1288).

 

Posteriormente le encargaron que pintara nada menos que el retablo de la catedral de Siena. Una obra maestra e impresio-nante, mide 2,14 alto por 4,12 de ancho (con el marco llegaría a los cinco metros). Pintada por ambos lados, consta de 59 escenas narrativas. En el pie del trono de la Virgen, Duccio escribió: Mater sancta Dei – sis causa Senis requiei sis Ducio vita – te quia pinxit ita (Santa Madre de Dios sé causa de paz para Siena; sé vida para Duccio, porque así él te pintó).

 

En 1311 el Consejo Municipal le paga 3.000 florines de oro por tal obra, y sin embargo, en 1313 anda cargado de deudas. Hasta 1318, el pintor vive en San Quirico, cerca de Porta Stalloreggi, donde tiene su taller. Probablemente murió allí al final de 1318 o en la primera mitad de 1319 (64 años). A su muerte, Duccio deja tras de sí esposa y siete hijos, dos de ellos, Galgano y Giorgio, eran pintores aunque no se conoce nada de su trabajo.


La última noticia de Duccio es la renuncia de los siete hijos a la herencia paterna en octubre de 1319 a favor de la madre y para pagar las deudas que había dejado el padre.


LA VOCACIÓN ES ELECCIÓN



Paseando (Jesús) junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos:  Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, que estaban echando la red en el lago,

pues eran pescadores.

Les dijo: Veníos detrás de mí y os haré pescadores de hombres

Ellos dejaron al instante las redes y lo siguieron

(Mt 4, 18-20)


El Evangelio nos cuenta que Jesús se encontró con los primeros discípulos en el Jordán, junto a Juan Bautista, cuando salió de Nazaret. Allí estaban algunos que luego fueron elegidos apóstoles: Juan, Felipe y Andrés. Y ellos fueron llamando a otros más: Andrés a su hermano Pedro, Juan a su hermano Santiago y Felipe al paisano y amigo Bartolomé.


Después fue Jesús el que pasó a su lado en el tiempo y espacio de su trabajo, en el día a día. 


Tanto Andrés y Pedro, como Santiago y Juan eran pescadores. Tenían una pequeña empresa familiar en el lago de Tiberíades o de Galilea: varias barcas, varios trabajadores, principalmente familiares.


Y fueron llamados por su nombre. Ahí está la clave del llamamiento: JESÚS HACE UNA ELECCIÓN PERSONAL. Cuando Jesús llama hace oír el nombre del llamado, como persona concreta con sus alegrías y sus achaques. Es llamada por el nombre. No existe una llamada genérica.


Escuchar la voz de Jesús, dulce y reparadora, luminosa e insistente, es una experiencia inigualable.


Hay una fibra interior y escondida que sólo sintoniza con la voz del Maestro. Hay una fibra, una vena interior más o menos conocida por nosotros que vibra y nos busca para hacernos pescadores de hombres.


Y es que la elección expresa un compromiso con el elegido. No sólo hay una sintonía entre esas personas, sino que también hay un compromiso de futuro. Al elegirte me comprometo contigo. Por eso, en las narraciones vocacionales de la Biblia escuchamos siempre estas palabras: NO TEMAS, ESTARÉ CONTIGO.

 

Pero a la vez es una sintonía con la misión. De alguna manera los pescadores de pescados tienen ciertos conocimientos sobre los cuales habrá que edificar aquella misión: PESCADORES DE HOMBRES. Pero eso, todo llamado conlleva la humildad del elegido que sabe que la misión sobrepasa sus conocimientos y sus expectativas, porque ¿cómo aplicar lo que sabían del arte pescador a la gente?

 

Por último, los llamados se convierten en agentes de la llamada de Jesús. Andrés y Felipe le presentan a otros. Alguien tiene que llamar, alguien tiene que golpear la puerta. Y eso lo ha dejado Jesús en nuestras manos. Si el llamado abre el corazón entra Jesús. Porque está dispuesto a entrar siempre (siempre está a la puerta).


DESCRIPCIÓN DEL CUADRO


La llamada a Pedro y Andrés, (1308-1311)

Témpera sobre madera.  43,5 x 46 cm

Galería Nacional de Arte, Washington

La tabla pertenece al reverso de la predela del gran retablo de Duccio,

La Maestá, para la catedral de Siena

 

En su madurez, alrededor de los 50 años, Duccio recibe un encargo excepcional, digno de un maestro: realizar el retablo de la catedral (1308-1311). Una armadura impresionante, casi nueve metros cuadrados de pinturas en cada una de las caras, anterior y posterior, repartida en diferentes calles con sus predelas.


En la cara anterior está la gran pintura de la Virgen con el Niño rodeados de ángeles y santos. En la cara posterior encontramos veintiséis episodios de la vida de Jesús y de la Virgen. Además las tablas de las predelas anterior y posterior.


En 1771, se separaron los respectivos anverso y reverso de las tablas con el fin de poderlos ver en su conjunto. Pero esto hizo que se dañaran varias tablas, algunas se perdieron y otras pasaron a colecciones privadas. Hoy se conserva la tabla anterior y principal junto a otras en el museo de la catedral de Siena, bien restauradas.


La tabla que nos ocupa, La Vocación de Pedro y Andrés, estaba situada en la predela posterior del retablo, de proporciones armónicas y no muy grandes, nos presenta una escena que se narra en el Evangelio.


La escena representa a Jesús, con la mano extendida llamando a los apóstoles que están en la barca pescando con el copo. Los rostros están detallados, los gestos también. Jesús en la orilla llama a salir del mar, una orilla abrupta y montañosa. La barca en sentido contrario a la llamada. El gótico lineal ha barajado muy diversas formas. En este caso Jesús de pie y muy al límite del cuadro representa esa línea vertical que condiciona y dirige la pintura. La barca con Pedro y Andrés es un óvalo de buenas dimensiones que casi roza en tangente la línea vertical.


Andrés esta vuelto a la llamada y saluda a Jesús, Pedro comienza a girarse (Andrés fue el primer discípulo que luego llamó a su hermano Pedro). El color rojo y azul intenso de las vestiduras de Jesús describen su misión celeste y como testigo-mártir. El rojo y el azul de los apóstoles están desvaídos, sin fuerza. Los peces, de diferentes tamaños,  campan a sus anchas bajo la barca y están también recogidos en el copo.


El ambiente dorado indicador de la tradición de los iconos bizantinos, propia de la escuela de Siena, nos transmite serenidad y gozo, a la vez que coloca a las figuras en ese lugar trascendente que implica la acción  de Dios en la historia.

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