oración vocacional

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POEMAS RESPUESTA

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SI SE CALLA EL CANTOR

Horacio Guarany – Mercedes Sosa

 

Si se calla el cantor, calla la vida,
porque la vida, la vida misma, es todo un canto.
Si se calla el cantor, muere de espanto
la esperanza, la luz y la alegría.


Si se calla el cantor, se quedan solos
los humildes gorriones de los diarios,
los obreros del puerto se persignan,
quién habrá de luchar por su salario.


Que ha de ser de la vida si el que canta
no levanta su voz en las tribunas,
por el que sufre, por el que no hay
ninguna razón que lo condene a andar sin manta.


Si se calla el cantor, muere la rosa.
¿De qué sirve la rosa sin el canto?
Debe el canto ser luz sobre los campos
iluminando siempre a los de abajo.


Que no calle el cantor, porque el silencio
cobarde apaña la maldad que oprime.
No saben los cantores de agachadas.
No callarán jamás de frente al crimen.


Que se levanten todas las banderas
cuando el cantor se plante con su grito.
Que mil guitarras desangren en la noche
una inmortal canción al infinito.


SI SE CALLA EL CANTOR, CALLA LA VIDA





BUSCO TU MANO

José Saramago


En el corazón de la mina más secreta,
en el interior del fruto más distante,
en la vibración de la nota más discreta,
en la caracola espiral y resonante,
 
En la capa más densa de pintura,
en la vena que en el cuerpo más nos sonde,
en la palabra que diga más blandura,
en la raíz que más baje, más esconda,
 
En el silencio más hondo de esta pausa,
donde la vida se hizo eternidad,
busco tu mano y descifro la causa
de querer y no creer, final, intimidad.




AGRADECIMIENTO

Wislawa Szymborska

   

Debo mucho
a quienes no amo.

El alivio con que acepto
que son más queridos por otro.

La alegría de no ser yo
el lobo de sus ovejas.

Estoy en paz con ellos
y en libertad con ellos,
y eso el amor ni puede darlo
ni sabe tomarlo.

No los espero
en un ir y venir de la ventana a la puerta.
Paciente
casi como un reloj de sol
entiendo
lo que el amor no entiende;
perdono
lo que el amor jamás perdonaría.

Desde el encuentro hasta la carta
no pasa una eternidad,
sino simplemente unos días o semanas.

Los viajes con ellos siempre son un éxito,
los conciertos son escuchados,
las catedrales visitadas,
los paisajes nítidos.

Y cuando nos separan
lejanos países
son países
bien conocidos en los mapas.

Es gracias a ellos
que yo vivo en tres dimensiones,
en un espacio no-lírico y no-retórico,
con un horizonte real por lo móvil.

Ni siquiera imaginan
cuánto hay en sus manos vacías.

“No les debo nada”,
diría el amor
sobre este tema abierto.

 




BEATUS ILLE

                                      María Rosal


 
No he de callar, por más que con el dedo

 o con la mano prieta me amordaces.

 Orgullosa estaré, aunque disfraces

 los vaivenes certeros donde cedo.

 

 No he de callar, y en tan airoso ruedo,

 cuando cerques mi orgullo y atenaces

 mi fuste en altivez, cuando amenaces,

 no rendiré ni almena ni mi credo.

 

 Y pues que en soledad luces mi arcilla

 y te mantiene el deje de mi lumbre,

 sigue frotando siempre, no hay mancilla.

 

 No ha de mudar el tiempo tu costumbre

 de alumbrarme en el gozo, ¡oh maravilla,

 herida o sima y sin embargo cumbre!





   MISERICORDIA

José Ángel Valente


Pero a ti, que no estás

ni sé quién eres:

misericordia.


Hasta en el sueño

lucho contra el sueño,

porque no puede revelarte.

                        (Cuando

regresa el día

están las cosas

en su lugar de siempre

más ocultas).


Con los ojos abiertos

como un muerto,

ciegos y abiertos,

te señalo.

               Dime

quién eres,

desde cuándo

existes,

por qué te niego

y creo.

          Creo.

Entre verdad y sueño,

agudo el filo

que separa la vida.

¿De qué lado estás tú?

Descubre el brazo

que me hiere. Ten

misericordia.




OFRENDA

Mª Cristina Orantes


Toma, si acaso sirven, estas manos,   

para enjugar tu llanto, si es que lloras,
para estrechar las tuyas si es que imploras 
y velarle a tu sombra sus arcanos.       
 

No pretenden tejer juegos profanos   

ni sacudir el polvo de tus horas,     

les basta ser las manos bordadoras 

del tapiz de tus sueños más lejanos.     
 

Allí estarán suspensas en la orilla,   

esperando la nota más sencilla     

que se desprenda de tu pentagrama. 

Y serán las humildes mensajeras     

de las líneas que quedan prisioneras 

en la eterna ceniza de la llama.   

 



BALANCE

M. Ángeles Lonardi


Qué ha sido hasta aquí
sino una suma de intentos vanos
sobre papeles blancos,
manotazos inciertos
                      y espigas de miradas cautivas.
Qué ha sido hasta ahora
sino una montaña de ropa asolada de inviernos.
Un montón de recuerdos
sobre el sillón, la cama
                                y los huérfanos libros.
Una mancha en la pared que no me abandona.
Una opresión en el estómago
                                     ceñido por el grito.
Y qué ha sido hasta ahora
sino una suma de intentos
                                  en perfecto equilibrio…
Un sueño sujeto al cielorraso
                    y la ilusión aprisionando el mejor destino.
Un puñado de nostalgia
y la pimienta derramada en la mesa de cada día.
Mañanas ataviadas de luces,
tardes vestidas de durazno romántico
y noches dispuestas en círculo por la memoria.
Un apartar de los hombros
la pesada cruz para seguirte
en busca del sitio donde ocultar
                                  esta llama que se extingue…
Muecas clandestinas,
palabras dichas y las no dichas también
         esa aquilatada inseguridad que nos domina.
Y qué ha sido hasta ahora,
puertas adentro,
sino el sacrificio de las horas
                               en el umbral de una sonrisa.




     UN AMOR MÁS ALLÁ DEL AMOR

Roberto Juarroz


Un amor más allá del amor

por encima del rito del vínculo,

más allá del juego siniestro

de la soledad y la compañía.


Un amor que no necesite regreso,

pero tampoco partida.

Un amor no sometido

a los fogonazos de ir y de volver,

de estar despiertos o dormidos,

de llamar o callar.


Un amor para estar juntos

o para no estarlo,

pero también para todas las posiciones intermedias.

Un amor como abrir los ojos.

Y quizás también como cerrarlos.




RESPIRAR

Inma Luna


Respirar

Ommmmmmm

preciso respirar

causarme agua

hidromasaje para las áreas instintivas

que se relajen los furores

se tonifique la memoria sensitiva.


Respirar

Ommmmmmm

buscar lo amplio

amanecer a la ternura

despejar los placeres atolondrados

limpiar mi casa

sanear

exfoliar el magín

no dejar ni una sola

de las células muertas.


Respirar

perseguir ese libre albedrío

y darle rienda suelta

antes de sucumbir

ante la torre inmensa de deberes

que amenaza con venírseme encima.



ADORACIÓN

Carlos Araujo Carretero
 

 Nunca se eleva el hombre a más altura
que cuando a Dios adora reverente,
porque el culto en espíritu ferviente
une al gran Creador con la criatura.
 
¡Qué grande privilegio! ¡Qué gran ventura!
Hallar a Dios como en copiosa fuente,
el bien que busca con afán ardiente
el hombre en este valle de amargura.
 
El culto es el aroma desprendido
de las flores de amor, fe y esperanza,
que en el humano espíritu han nacido.
 
Y bendición tras bendición alcanza
quién presta a Dios con corazón rendido
tributo de obediencia y alabanza.





DECLINACIONES DE DIOS

José Luís Tejada




Nominativo, Dios. El genitivo

de Dios: Yo soy de Dios, la cosa es clara.

Dativo, a, para Dios, yo nací para

Dios y para su gloria escribo y vivo.

Que me muevo hacia Dios, acusativo,

si no fuera verdad no lo acusara

y nadie, al saludarme, pronunciara

ese “a Dios” que me torna transitivo.

Vocativo, yo llamo a Dios a voces,

con la boca: ¡Oh mi Dios! ¿No me conoces,

si tengo ya tus casos declinados?

Y ablativo, que tanto te hablo y nombro,

cabe, con, por, tras ti, sobre tu hombro,

y aun contra ti, por mor de mis pecados.




LA BÚSQUEDA DEL EQUILIBRIO

 Kama Kamanda

 

¿Tu alma porosa está en busca de luz?
Remueve tu memoria ¡Oh hermano!
¡Los mundos se confrontan en tu destino!
¡Las estrellas fugaces entre las sombras de la noche
se confunden con los genios de nuestra existencia!
Tu cuerpo astral en las convulsiones del sueño,
mezcla tu esperanza a las raíces de mi identidad.
¡La muerte, hela ahí, escondida,
en lo más profundo de nuestra sangre!



HEME AQUÍ

Sophia de Mello Breyner Andresen


Heme aquí

Habiéndome despojado de todos mis mantos

Habiéndome apartado de adivinos magos y dioses

Para quedarme sola ante el silencio

Ante el silencio y el esplendor de tu rostro

Mas tú eres de todos los ausentes el ausente

Ni tu hombro me sostiene ni tu mano me roza

Mi corazón desciende las escalas del templo que no habitas

Y tu encuentro

Son llanuras y llanuras de silencio

Oscura es la noche

Oscura y transparente

Mas tu rostro está allende el tiempo opaco

Y no habito los jardines de tu silencio

Porque tú eres de todos los ausentes el ausente





AYUDAME A DECIR SÍ

Michel Quoist



Me da miedo decir "si".

¿Adónde me acabarás llevando?

Me da miedo sacar la paja más larga,

me da miedo firmar la hoja en blanco,

me da miedo decir un "si" que traerá cola.


Y con todo no puedo vivir en paz,

Tú me sigues, me cercas por todos lados.

Y yo busco el ruido porque me da miedo oírte

pero Tú te deslizas en el menor silencio.

Yo cambio de camino cuando te veo venir

pero al fin de este nuevo sendero Tú me estás esperando.

¿Dónde me esconderé? En todas partes te encuentro:

¡No hay modo de escaparse de Ti!


Y yo tengo miedo de decir "si", Señor.

Tengo miedo de darte la mano: te quedarías con ella.

Tengo miedo de cruzarme con tu mirada: eres un seductor.

Tengo miedo de tu exigencia: eres un Dios celoso.

Estoy acorralado, y trato de esconderme.

Estoy cautivo, pero me debato y lucho sabiéndome vencido.

Tú eres más fuerte, Señor, Tú posees el mundo y me lo quitas.

Cuando extiendo la mano para coger a una persona o una cosa,

todas se desvanecen delante de mis ojos.

Y no, no es agradable eso de no poder cogerse nada para uno:

si corto una flor, se me marchita entre los dedos,

si lanzo una carcajada se me hiela en los labios,

si danzo un vals me quedo jadeante y nervioso.

Y todo me parece vacío,

todo se me hace hueco.

En torno a mí Tú has hecho el desierto.

Y tengo hambre

y sed

y el mundo no podría alimentarme.


¡Pero si yo te amaba, Señor! ¿Qué es, entonces, lo que yo te he hecho?

Yo trabajaba por Ti, yo me entregaba.

Oh gran Dios terrible, ¿qué más quieres?


Hijo mío, Yo quiero más de ti y del mundo.

Antes tú me dabas tu acción, y eso no me sirve para nada.

Tú me invitabas a bendecirla, me invitabas a sostenerla,

querías interesarme en tu trabajo.

Pero fíjate bien, al hacerlo, hijo mío, tú invertías el juego.

Yo antes veía tu buena voluntad, te seguía con los ojos,

pero ahora quiero más:

no se trata de que tú hagas tu acción, sino la voluntad de tu Padre del Cielo.

Di "sí" hijo mío.

Necesito tu "sí" como necesité antaño el de María para venir al mundo,

porque soy Yo quien debe meterse en tu trabajo,

entrar en tu familia,

en tu barrio,

Yo, y no tú.

Porque es mi mirada la que penetra y no la tuya,

es mi palabra la que arrastra y no la tuya.

Dame todo, ponlo todo en mis manos.

Yo necesito tu "sí" para desposarme contigo y descender a la tierra,

necesito tu "sí" para seguir salvando al mundo.

 

Oh, Señor, tus exigencias me dan miedo, pero ¿quién puede resistirte?

Para que tu Reino llegue y no el mío,

para que se cumpla tu voluntad y no la mía,

ayúdame a decir "sí".





VIDA, OFICIOS

Roque Dalton García


Insoslayable para la vida,

la nueva vida me amanece: es un pequeño

sol con raíces que habré de regar mucho

e impulsar a que juegue

su propio ataque contra la cizaña.

Pequeño y pobre pan de la solidaridad,

bandera contra el frío, agua fresca para la sangre:

elementos maternos que no deben alejarse

del corazón.

Y contra la melancolía, la confianza; contra

la desesperación,

la voz del pueblo

vibrando en las ventanas de esta casa secreta.

Descubrir,

descifrar,

articular,

poner en marcha:

viejos oficios de los libertadores y los mártires

que ahora son nuestras obligaciones

y que andan por allí contándonos los pasos:

del desayuno al sueño,

de sigilo en sigilo,

de acción en acción,

de vida en vida.




VAMOS JUNTOS

Mario Benedetti


Con tu puedo y con mi quiero

vamos juntos compañero.


Compañero te desvela

la misma suerte que a mí,

prometiste y prometí

encender esta candela.

Con tu puedo y con mi quiero

vamos juntos compañero.


La muerte mata y escucha,

la vida viene después,

la unidad que sirve es,

la que nos une en la lucha.

Con tu puedo y con mi quiero

vamos juntos compañero


La historia tañe sonora

su lección como campana.

Para gozar el mañana

hay que pelear el ahora.

Con tu puedo y con mi quiero

vamos juntos compañero.


Ya no somos inocentes

ni en la mala ni en la buena.

Cada cual en su faena

porque en esto no hay suplentes.

Con tu puedo y con mi quiero

vamos juntos compañero.


Algunos cantan victoria

porque el pueblo paga vidas

pero esas muertes queridas

van escribiendo la historia.

Con tu puedo y con mi quiero

vamos juntos compañero.




VERTE

Luis Rosales


La lámpara del cuerpo es el ojo,

así que si tu ojo fuere sincero,

todo tu cuerpo será luminoso.

San Mateo 6, 22


Verte, qué visión tan clara.

Vivir es seguirte viendo.

Permanecer en la viva

sensación de tu recuerdo.

Verte. La distancia nace.

El cielo suprime al cielo.

La vida se multiplica

por el número de puertos.

Todo colmado por ti.

No ser más que el ojo abierto,

y eternizar el más leve

escorzo de tu silencio.

Verte para amarlo todo.

Claustro en tranquilo destierro.

Dulzor de caña lunada.

Luz en órbita de sueño.

Mortal límite de ti.

Cielo adolescente y tierno.

Núbil paciencia de playa.

Vivir es seguirte viendo.

¡Verte, abril, verte tan sólo!

tranquilísimo desierto.

Pena misericordiosa.

Sosegado advenimiento.

Verte: qué oración tan pura,

islas, nubes, mares, vientos,

las cinco partes del mundo

en las yemas de los dedos.



POBRE DEL CANTOR

Pablo Milanés


Pobre del cantor de nuestros días
que no arriesgue su cuerda
por no arriesgar su vida.
Pobre del cantor que nunca sepa
que fuimos la semilla y hoy somos esta vida.
 
Pobre del cantor que un día la historia
lo borre sin la gloria de haber tocado espinas.

Pobre del cantor que fue marcado
para sufrir un poco y hoy está derrotado.
Pobre del cantor que a sus informes
les borren hasta el nombre con copias asesinas.
 
Pobre del cantor que no se alce
y siga hacia adelante con más canto y más vida.

Pobre del cantor que no halle el modo
de tener bien seguro su proceder con todos.
Pobre del cantor que no se imponga
con su canción de gloria, con embarres y lodos.
 
Pobre del cantor de nuestros días
que no arriesgue su cuerda

por no arriesgar su vida.

Pobre del cantor que nunca sepa
que fuimos la semilla y hoy somos esta vida.





SEÑOR, TU NOMBRE SANTO

José Joaquín de Olmedo

 

 Señor, tu nombre santo
celebra la voz mía
en armonioso canto,
cuando brilla la luz del nuevo día.
 
Tú mandaste a tu sol que disipara
las sombras de la noche, y obediente
por la inflamada esfera
emprende su magnífica carrera.
 
Vida, belleza, acción, todos los seres
recobran ya; la tierra se engalana
de flores, y presenta
una nueva creación cada mañana.
 
 
Señor, tu nombre santo
celebra la voz mía
en armonioso canto,
cuando brilla la luz del nuevo día.

 
El sol llena los cielos,
y del trono gobierna
los astros que su marcha
siguen cumpliendo con su ley eterna.
 
Así también, oh Dios, pues el Sol eres
verdadero del mundo, ocupa, enciende
todos los corazones,
y dirige a tu ley nuestras acciones.
 
Si te es grata la voz de la inocencia,
escúchanos, Señor, bajo tus alas
pon a los que te adoran
y tu luz, tu piedad, tu gracia imploran.
 
 
Señor, tu nombre santo
celebra la voz mía
en armonioso canto,
cuando brilla la luz del nuevo día.



                          RECINTO, X

                                                               Carlos Pellicer

 

 Ya nada tengo yo que sea mío:

 mi voz y mi silencio son ya tuyos

 y los dones sutiles y la gloria

 de la resurrección de la ceniza

 por las derrotas de otros días.

 

La nube

 que me das en el agua de tu mano

 es la sed que he deseado en todo estío,

 la abrasadora desnudez de junio,

 el sueño que dejaba pensativas

 mis manos en la frente

 del horizonte... Gracias por los cielos

 de indiferencia y tierras de amargura

 que tanto y mucho fueron. Gracias por

 las desesperaciones, soledades.

 Ahora me gobiernas por las manos

 que saben oprimir las claras mías.

 Por la voz que me nombra con el nombre

 sin nombre... Por las ávidas miradas

 que el inefable modo sólo tienen.

 Al fin tengo tu voz por el acento

 de saber responder a quien me llama

 y me dice tu nombre

 mientras en los pinares se oye el viento

 y el sol quiere ser negro entre las ramas.





CREACIÓN TIENE UN POLO: HOMBRE SE LLAMA (fragmento)

Dámaso Alonso

 

V

Dios es inmenso lago sin orilla,
salvo en un punto tierno,
minúsculo, asustado,
donde se ha complacido limitándose:
yo.

Yo, límite de Dios, voluntad libre
por su divina voluntad.
Yo, ribera de Dios, junto a sus olas grandes.

 

VI

No, Dios mío, tú, todo: la ola y la ribera:
Yo, sólo, el junco verde que los vientos agitan
en tus orillas grises.

Yo, afirmación delgada
-ah, pero concretísima-, terca en su verde: verde
sobre el gris infinito.

Yo, el Hombre: Yo, tu Hombre,

oh tú, mi Dios, mi Dios.




VUESTRA SOY, PARA VOS NACÍ

Santa Teresa de Jesús

 

Vuestra soy, para Vos nací,

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Soberana Majestad,

eterna sabiduría,

bondad buena al alma mía;

Dios alteza, un ser, bondad,

la gran vileza mirad

que hoy os canta amor así:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Vuestra soy, pues me criastes,

vuestra, pues me redimistes,

vuestra, pues que me sufristes,

vuestra pues que me llamastes,

vuestra porque me esperastes,

vuestra, pues no me perdí:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

¿Qué mandáis, pues, buen Señor,

que haga tan vil criado?

¿Cuál oficio le habéis dado

a este esclavo pecador?

Veisme aquí, mi dulce Amor,

amor dulce, veisme aquí:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Veis aquí mi corazón,

yo le pongo en vuestra palma,

mi cuerpo, mi vida y alma,

mis entrañas y afición;

dulce Esposo y redención,

pues por vuestra me ofrecí:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Dadme muerte, dadme vida:

dad salud o enfermedad,

honra o deshonra me dad,

dadme guerra o paz crecida,

flaqueza o fuerza cumplida,

que a todo digo que sí:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Dadme riqueza o pobreza,

dad consuelo o desconsuelo,

dadme alegría o tristeza,

dadme infierno o dadme cielo,

vida dulce, sol sin velo,

pues del todo me rendí:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Si queréis, dadme oración,

si no, dadme sequedad,

si abundancia y devoción,

y si no esterilidad.

Soberana Majestad,

sólo hallo paz aquí:

¿qué mandáis hacer de mi?

 

Dadme, pues, sabiduría,

o por amor, ignorancia;

dadme años de abundancia,

o de hambre y carestía;

dad tiniebla o claro día,

revolvedme aquí o allí:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Si queréis que esté holgando,

quiero por amor holgar.

Si me mandáis trabajar,

morir quiero trabajando.

Decid, ¿dónde, cómo, y cuándo?

Decid, dulce Amor, decid:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Dadme Calvario o Tabor,

desierto o tierra abundosa;

sea Job en el dolor,

o Juan que al pecho reposa;

sea viña fructuosa

o estéril, si cumple así:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Sea José puesto en cadenas,

o de Egipto adelantado,

o David sufriendo penas,

o ya David encumbrado;

sea Jonás anegado,

o libertado de allí:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Esté callando o hablando,

haga fruto o no le haga,

muéstreme la ley mi llaga,

goce de Evangelio blando;

esté penando o gozando,

sólo vos en mí vivid:

¿qué mandáis hacer de mí?

 

Vuestra soy, para vos nací,

¿qué mandáis hacer de mí?




NO TE SALVES

                                  Mario Benedetti


   No te quedes inmóvil

   al borde del camino

   no congeles el júbilo

   no quieras con desgana

   no te salves ahora

   ni nunca

                              no te salves

   no te llenes de calma

   no reserves del mundo

   sólo un rincón tranquilo

   no dejes caer los párpados

   pesados como juicios

   no te quedes sin labios

   no te duermas sin sueño

   no te pienses sin sangre

   no te juzgues sin tiempo


   pero si

                       pese a todo no puedes evitarlo

   y congelas el júbilo

   y quieres con desgana

   y te salvas ahora

   y te llenas de calma

   y reservas del mundo

   sólo un rincón tranquilo

   y dejas caer los párpados

   pesados como juicios

   y te secas sin labios

   y te duermes sin sueño

   y te piensas sin sangre

   y te juzgas sin tiempo

   y te quedas inmóvil

   al borde del camino

   y te salvas

                                  entonces

   no te quedes conmigo.




ROMERO SÓLO

León Felipe

 

Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero, romero..., sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
 
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos.
La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,
decía el príncipe Hamlet, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.
Un día todos sabemos
hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.
 
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
 
Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros.



POR QUÉ CANTAMOS

Mario Benedetti


Si cada hora viene con su muerte,
si el tiempo es una cueva de ladrones,
los aires ya no son los buenos aires,
la vida es nada más que un blanco móvil.
 
Usted preguntará por qué cantamos.


Si nuestros bravos quedan sin abrazo,
la patria se nos muere de tristeza,
y el corazón del hombre se hace añicos,
antes aún que explote la vergüenza.
 
Usted preguntará por qué cantamos.
 
Si estamos lejos como un horizonte,
si allá quedaron árboles y cielo,
si cada noche es siempre alguna ausencia
y cada despertar un desencuentro.
 
Usted preguntará por que cantamos.
 
Cantamos porque el río está sonando
y cuando suena el río, suena el río.
Cantamos porque el cruel no tiene nombre
y en cambio tiene nombre su destino.
 
Cantamos por el niño y porque todo
y porque algún futuro y porque el pueblo.
Cantamos porque los sobrevivientes
y nuestros muertos quieren que cantemos.
 
Cantamos porque el grito no es bastante
y no es bastante el llanto ni la bronca.
Cantamos porque creemos en la gente
y porque venceremos la derrota.
 
Cantamos porque el sol nos reconoce
y porque el campo huele a primavera
y porque en este tallo en aquel fruto
cada pregunta tiene su respuesta.
 
Cantamos porque llueve sobre el surco
y somos militantes de la vida
y porque no podemos ni queremos
dejar que la canción se haga ceniza.



PALABRAS FUNDAMENTALES

Nicolás Guillén

 

Haz que tu vida sea

campana que repique

o surco en que florezca y fructifique

el árbol luminoso de la idea.

Alza tu voz sobre la voz sin nombre

de todos los demás, y haz que se vea

junto al poeta, el hombre.

 

Llena todo tu espíritu de lumbre;

busca el empinamiento de la cumbre,

y si el sostén nudoso de tu báculo

encuentra algún obstáculo a tu intento,

¡sacude el ala del atrevimiento

ante el atrevimiento del obstáculo!




LO QUE VOS QUERÁIS

Juan Ramón Jiménez

 

 Lo que Vos queráis, Señor;
sea lo que Vos queráis.
 
Si queréis que entre las rosas
ría hacia los matinales resplandores de la vida,
sea lo que Vos queráis.
 
Si queréis que, entre los cardos,
sangre hacia las insondables
sombras de la noche eterna,
sea lo que Vos queráis.

 

 Gracias si queréis que mire,
gracias si queréis cegarme;
gracias por todo y por nada;
sea lo que Vos queráis.

 

 Lo que Vos queráis, Señor;
sea lo que Vos queráis.

 


EN TU CUENCO

 María Pilar Ibarra

 

Cuando pongo en tus manos lo que en las mías sobra
y te doy del crujiente pan que sirvo en mi mesa.
Cuando te entrego todo lo que poseo. Cuando
comparto mi alegría, mi sufrimiento. Cuando
te doy todas mis horas y me entrego yo misma,
acaso espero que tus labios me proclamen
tu bienhechora, pues nada me reservé.

 

Sin recordar que todo lo que te di era tuyo,
que para compartirlo pusieron en mis manos
la razón de mi ser, los talentos, la vida.

 

Que tú partes conmigo el hogar y la dádiva,
la que en tu cuenco puse y la que en tus ancestros
guardabas para mí, quizá sin intuirlo.

 

Que me abriste la puerta de tu choza, de tu pecho,
y en él tenías el mismo amor
que trae la buena nueva, el que Cristo llamara
su mandamiento. Que eres evangelio y testigo.
Que la espiga en tu predio ap
unta verdeante.



     CONFIANZA

Pedro Salinas


Mientras haya

 alguna ventana abierta,
ojos que vuelven del sueño,
otra mañana que empieza.


Mar con olas trajineras
—mientras haya—
trajinantes de alegrías,
llevándolas y trayéndolas.


 Lino para la hilandera,
árboles que se aventuren,
—mientras haya—
y viento para la vela.

 

 Jazmín, clavel, azucena,
donde están, y donde no
en los nombres que los mientan.

 

 Mientras haya
sombras que la sombra niegan,
pruebas de luz, de que es luz
todo el mundo, menos ellas.

 

 Agua como se la quiera
—mientras haya—
voluble por el arroyo,
fidelísima en la alberca.

 

Tanta fronda en la sauceda,
tanto pájaro en las ramas
—mientras haya—
tanto canto en la oropéndola.


 Un mediodía que acepta
serenamente su sino
que la tarde le revela.


 Mientras haya
quien entienda la hoja seca,
falsa elegía, preludio
distante a la primavera.


 Colores que a sus ausencias
—mientras haya—
siguiendo a la luz se marchan
y siguiéndola regresan.


 Diosas que pasan ligeras
pero se dejan un alma
—mientras haya—
señalada con sus huellas.


 Memoria que le convenza
a esta tarde que se muere
de que nunca estará muerta.

 

 Mientras haya
trasluces en la tiniebla,
claridades en secreto,
noches que lo son apenas.

 

Susurros de estrella a estrella
—mientras haya—
Casiopea que pregunta
y Cisne que la contesta.

 

Tantas palabras que esperan,
invenciones, clareando
—mientras haya—
amanecer de poema.


 Mientras haya
lo que hubo ayer, lo que hay hoy,
o que venga.



CON UN POCO DE AMOR


Silvio Rodríguez


 Con un poco de amor sobrevivo
 sobrevivo pecado, castigo.
 Con un poco de amor yo me salvo.
 Solo un poco de amor yo soy algo.


 Con un poco de amor tanto me enriquecí
  que gastaba y siempre quedaba
  mi poco de amor.


Con un poco de amor
  me levanto
 a mi diario de sed y de espanto;
 con un poco de amor yo progreso
 canto himnos, me odian, voy preso.


Con un poco de amor tanto me enriquecí
que gastaba y siempre quedaba.

 

 Con un poco de amor fue tejida mi piel
 y el cincel de mis huesos fue un poco de amor.
  Con un poco de amor soy yo mismo, soy tu, soy aquel.


 Con un poco de amor deberé continuar
a pesar de que sumo mil pocos de amor.
Con un poco de amor trabajando por un poco mas.


 Con un poco de amor sobrevivo,
sobrevivo pecado, castigo.
 
Con un poco de amor yo me salvo
 solo un poco de amor y soy algo.


 Con un poco de amor tanto me enriquecí
que gastaba y siempre quedaba
mi poco de amor.

 



DÍA TRAS DÍA, SEÑOR DE LA VIDA


Rabindranat Tagore


Día tras día, Señor de la vida,

¿te podré yo mirar frente a frente?

Juntas mis manos,

¿te miraré frente a frente,

Señor de todos los mundos?


Bajo tu cielo inmenso,

en silencio y soledad,

con humilde corazón,

¿te miraré frente a frente?

 

En este trabajoso mundo tuyo,

hirviente de luchas y fatigas,

entre las presurosas muchedumbres,

¿te miraré frente a frente?


Cuando mi obra haya sido cumplida en este mundo,

Rey de reyes, solo ya y silencioso,

¿te miraré frente a frente?.




ENTREGARSE 


Miguel Combarros


“Entregarse” se dice fácilmente;

pero es una palabra

que se escribe con sangre,

la que sigue manando

de aquella roca viva

y fecunda semilla de evangelio

por todo el universo.


Entregarse es morir en el empeño

de otra vida soñada en esperanza.

Igual que los trigales

que ayer fueron semillas diminutas

y hoy visten de hermosura nuestros valles.


Como lluvia,

mansamente estregada a la besana,

se transforma en radiante

fulgor de primavera.

Como ríos

que vierten su caudal y se convierten

en mares sin riberas.


Entregarse es vivir otra vida distinta,

abierta al sol y al viento

de nuevos horizontes,

donde amanece Dios cada mañana

para estrenar el júbilo

de su esplendente luz resucitada.



     ALGO EN MI SANGRE ESPERA

Carlos Bousoño

 

Algo en mi sangre espera todavía
en que tu voz aún suena.
Pero no. Inútilmente yo te llamo.
Aquella voz que te llamaba es ésta.
 
Ven hacia mí. Mis brazos crecen, huyen
donde los tuyos la mañana aquella.
Ven hacia mí. La tierra toda oscila,
se mueve, cruje. Vístete. Despierta.
 
Oh, qué encendida el alma
en su secreto puro, si vinieras.
Sin esperanza, entre la luz del día,
mi voz te llama.
El eco. La respuesta.



ÍMPETU

Blas de Otero

 

 Mas no todo ha de ser ruina y vacío.
No todo desescombro ni deshielo.
Encima de este hombro llevo el cielo,
y encima de este otro, un ancho río
 
de entusiasmo. Y, en medio, el cuerpo mío,
árbol de luz gritando desde el suelo.
Y, entre raíz mortal, fronda de anhelo,
mi corazón en pie, rayo sombrío.
 
Sólo el ansia me vence. Pero avanzo
sin dudar, sobre abismos infinitos,
con la mano tendida: si no alcanzo
 
con la mano, ¡ya alcanzaré con gritos!
y sigo, siempre, en pie, y así, me lanzo
al mar, desde una fronda de apetitos.



LA HIJA PRÓDIGA

Dulce Mª Loinaz

 

 

¿Qué me queda por dar, dada mi vida?

Si semilla, aventada a otro surco,

si linfa, derramada en todo suelo,

si llama, en todo tenebrario ardida.

 

¿Qué me queda por dar, dada mi muerte

también? En cada sueño, en cada día;

mi muerte vertical, mi sorda muerte

que nadie me la sabe todavía.

 

¡Que me queda por dar, si por dar doy

—y porque es cosa mía, y desde ahora

si Dios no me sujeta o no me corta

las manos torpes — mi resurrección...!

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